La depuración biológica, basada en filtros de lecho bacteriano, ha sido el tratamiento convencional de NILSA en todas las plantas de Navarra desde 1990. En casos que lo han requerido hemos sumado otros tratamientos, como fangos activos o lechos móviles aireados, pero siempre sin procesos químicos, imitando el proceso de depuración natural del río, que implica que las piedras que hay en el fondo del cauce facilitan el crecimiento de bacterias, que se alimentan de los residuos que existen en el caudal, limpiándolo.
Consiste en tratar el agua residual en uno o dos filtros, que en su interior contienen relleno plástico o pétreo. Las bacterias crecen adheridas a este relleno y se alimentan de la carga contaminante, depurando el agua. Ofrecen buenos resultados y mucha estabilidad en el proceso.
MBBR, por sus siglas en inglés. En este caso, las piezas de relleno plástico son muy pequeñas y flotan en el agua, con lo que ahorramos el espacio que ocupan los filtros. El sistema es similar al anterior y cada vez lo utilizamos en más plantas porque ahorra espacio.
El agua permanece en unas lagunas artificiales tras haber sido tratada en el sistema de depuración secundario, que es el habitual, el de los filtros biológicos. Las lagunas constituyen, por tanto, un tratamiento complementario o terciario, que garantiza al máximo la calidad del agua y además, permite retenerla si fuera necesario. Cada vez las utilizamos más, y en los últimos proyectos presentados, siempre están recogidas como fase final.
Inyectamos aire al agua residual para que el aumento de oxígeno favorezca la proliferación de bacterias que se alimentan de la carga contaminante. Fue el tratamiento utilizado en la depuradora de Tafalla-Olite, hasta que fue sustituido por el lecho biológico móvil aireado, que ofrecía mejores resultados.