Notas de prensa
2021
15 de marzo de 2021
Los y las 146 habitantes de Ezkurra tendrán el próximo año una depuradora que evitará el actual vertido final a la regata Aztugo. Las redes municipales, renovadas en 1997 con sistema separativo de aguas pluviales y fecales, se conectarán a un colector que llevará el caudal de agua sucia hasta la futura instalación. Así lo han conocido la alcaldesa de Ezkurra, Miren Jaione Zabalo, y representantes del Ayuntamiento, de la mano de NILSA, empresa pública adscrita al departamento de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra y responsable del saneamiento en Navarra.
Durante la visita el pasado sábado, día 13, a la depuradora de Beintza-Labaien, localidades próximas y de similares características a Ezkurra, la corporación ha podido recorrer una instalación de parecido dimensionamiento y funciones a las que tendrá en 2022 la propia. Para este tipo de poblaciones tan pequeñas las soluciones exigen un gran esfuerzo encaminado a instalar sistemas robustos que requieran de muy poco mantenimiento y que, además, si es posible, funcionen sin energía eléctrica.
Dado que la topografía de la zona lo permite, se instalará una depuradora de lecho bacteriano con distribución de agua por balancín. Además, habrá un humedal final de retención, que actuará como elemento de seguridad. Este proyecto ha traído aparejado el previo estudio de cuatro alternativas de ubicación: una primera junto al actual punto de vertido; una segunda, alejada 86 metros; una tercera, más alejada todavía (217 metros) y protegida por una banda vegetal; y una cuarta, cruzando el vertido hasta la margen izquierda de la regata Aztugo. Las fuertes pendientes del terreno y la dificultad orográfica general han hecho considerar todas las alternativas posibles evaluando distancia, acceso, coste económico, riesgos de seguridad (corrimiento de tierras, principalmente), y afecciones paisajísticas y medioambientales.
La primera se descartó por encontrarse demasiado próxima a las viviendas (a 40 metros), si bien era la más económica con un presupuesto de 357.384 euros. La segunda, un 9% más costosa (389.562 euros), contemplaba una excesiva pendiente del 23% y solo estaba a 86 metros de las viviendas. La cuarta, demasiado próxima a un caserío y con una fuerte pendiente de casi el 20%, también fue desestimada.
Finalmente, NILSA ha optado por la tercera opción como óptima, a pesar de ser la más costosa (un 26,6% más que la solución más económica), dada la mejor integración paisajística, la distancia de más de 150 metros hasta el núcleo urbano y la facilidad de acceso (13% de pendiente). La inversión prevista es de 415.622 euros (IVA excluido), que se costearán con el canon de saneamiento que paga toda la ciudadanía a través del recibo del agua y que gestiona NILSA.
La instalación no contempla elementos electromecánicos, por lo que su consumo energético es nulo y la posibilidad de averías se reduce considerablemente. La supervisión del buen estado se establecerá por parte del personal de NILSA, que visitará la instalación dos veces al mes para comprobar que no haya atascos, que los niveles de fangos y flotantes acumulados son correctos, y que no se han producido vertidos ajenos al funcionamiento normal. Además, se tomarán muestras del agua semestralmente para comprobar su calidad y el cumplimiento de la correspondiente autorización de vertido.
En la actualidad NILSA trabaja para que los 11.000 habitantes que todavía disponen solo de fosas sépticas cuenten con proyectos de saneamiento más completos, si bien el avance territorial en estas zonas de menos de cien habitantes es lento porque requieren grandes inversiones, su planificación se establece en varios ejercicios y conllevan especificidades (orográficas, de tratamiento, de redes municipales, etc.) complejas.